viernes, 24 de junio de 2011

Las Tortillas de Gabino

El miércoles por la noche es tradición para mí quedarme en casa y ponerme gocho con un plato de pasta (con tomate frito, beicon y queso, pura comida de gimnasio). Sin embargo, habida cuenta de que el jueves no teníamos jornada laboral gracias a la festividad del Corpus (alabado sea El Señor), decidí aventurarme con mi novia y una pareja amiga (me hago viejo, sí) y visitar Las Tortillas de Gabino, pequeño restaurante cercano a la Calle Zurbano.

¿Tiene sentido que una persona a la que no le gustan las tortillas vaya a un lugar así? Lo tiene aunque tú no elijes el destino. En cualquier caso, debo decir que Gabino me satisfizo a pesar de mi "pequeño" handicap inicial. Mis compañeros de mesa compartieron, de entrante, 2 tortillas (Velazquez y Trufada) para tres, de las que dieron buena cuenta con gran deleite.

Yo, por mi parte, acongojado por la sombra de cierto compañero de trabajo que se rasga las vestiduras con mi "noche de la pasta", preferí optar por un plato ligeramente más dietético: ensalada de ventresca y pimientos. Resultó una elección muy acercada, aunque debo añadir que era la primera vez que me pedía algo así, por lo que puede que los expertos en ensalada no la hubieran encontrado tan agradable como yo.

Los segundos fueron más clásicos: escalope de ternera, corvina y secreto ibérico para quien suscribe estas líneas. No puedo hablar por los platos de mis acompañantes, que no me animé a probar, pero por mi parte el secreto estuvo simplemente correcto. El plato, aunque generoso, perdía nota por un asqueroso revoltijo de patata fría y dios sabe qué más, supuesta guarnición que acompañaba al secreto y que terminó la noche como la empezó, fría y emplatada, impoluta e intacta.

Mis acompañantes juzgaron suficientes las viandas, por lo que fui el único en optar a un postre, una mousse de chocolate con helado algo decepcionante. Un par de cervezas y un agua para mí regaron la noche.

A 30 euros por cabeza, creo que el nivel de la cena quedó por debajo de su precio. 25 euros por cabeza, habida cuenta de que no pedimos vino, habría sido un precio más razonable.

Probablemente con un descuento a lo GroupOn o El Tenedor sí merezca la pena.

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