Este restaurante se situa en los bajos del hotel Wellington en Madrid en la calle Velázquez número 8 (al lado de la Calle Alcalá). Según entramos nos damos cuenta de que es un restaurante con clase, mesas grandes y espaciosas, decoración sobria pero más que correcta y trato de los camareros que ya no se suele ver. La carta indica que es un sitio caro, muy caro, menús degustación por 66 y 91 euros; un detalle muy de agradecer es que el IVA ya está incluido. Al preguntar por el vino nos damos cuenta de que existe sumiller (femenino) que nos recomendó sin dudarlo al preguntar por un Albariño Do Ferreiro (30 euros botella). Sin duda acertó ya que gustó a todo el mundo. De entradas pedimos maki y nigiri para compartir tras una sopa Misho. Siempre es difícil de comparar sushi pero es el mejor que recuerdo sin duda alguna. También pedimos unos conos de alga con arroz, atún y huevo frito que estaban de escándalo. De segundos tomamos carpaccio de carnes variadas (kobe, avestruz, canguro y alguna otra) y carne de buey Wagyu por 29 y 33 euros respectivamente siendo las raciones escasas pero sensacionales. Hay gente que pidió los conos antes mencionados de segundo ya que gustaron y no se pidió uno por persona anteriormente. Los postres van desde churros con chocolate (los churros parecen churros pero sin la forma tradicional “cerrada”, solo el palito) por 6.5, tarta de chocolate brutal por 12.5 y torrija (aprobado justo) por unos 9 euros. Como se puede observar, cuando hay postres de más de 10 euros estamos hablando de palabras mayores.
Si investigamos un poco nos encontramos que el Chef de Kabuki, Ricardo Sanz, ha participado en eventos de los Samurais del Sushi a nivel mundial con lo que nos podemos hacer a la idea de la calidad de las viandas que se nos ofrecen.
En fin, sin demasiadas ostentaciones en diseño, carta, publicidad y demás bombo y platillo que se da a sitios de moda (los llamados piji-guays por mi parte – ejemplo en este blog con TARTAN) podemos hablar de un restaurante que brinca de los 50-60 euros sin demasiadas complicaciones, pero pese a esto puedo decir sin duda alguna que merece la pena en todos los sentidos (si se dispone del dinero antes mencionado sin que esto sea un problema - una ocasión es una ocasión :)) ir al menos una vez.
Postdata: un lunes cualquiera estaba lleno.
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1 comentario:
Uno de los restaurantes en los que mejor trato he recibido, de hecho casi había más camareros que comensales. El trato perfecto, muy atento (nunca falto en vino en nuestras copas) y las recomendaciones muy acertadas.
La comida realmente buena pero quizás el precio excesivo para una paladar medio como el mio.
En general, uno de los mejores restaurantes que he estado, pero también uno de los más caros.
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