Hace un par de semanas me acerqué a cenar a este restaurante situado en la calle Desengaño (una de mis calles favoritas por la fauna urbana que se encuentra en sus alrededores) aprovechando un cupón de los famosos groupones, letsbonus y demás. Tenía bastantes expectaciones con este restaurante ya que varias he pasado bastantes veces por delante y parecía que su estilo era similar al public (uno de mis restaurantes favoritos) que está justo al lado: decoración de diseño y cocina creativa a precios bastante ajustados.
A pesar de todas estas buenas sensaciones todo se fue enturbiando debido a la organización del servicio. A pesar de que los camareros eran bastante simpáticos se podía apreciar un evidante desorden, incluso sospecho que era el primer día que trabajaba la camarera en esa restaurante.
El primer plato que nos trajeron fueron unas delicias de pollo que báscimente son los nuggets del mcdonals pero algo mejores aunque algunos estaban crudos. El siguiente plato fue un gazpacho que sin duda una de los mejores platos de la noche, estaba realmente bueno. El último de los entrantes fue parpadelle al ajo que me dejaron una tanto indiferente, algo normal tras el turismo gastronómico en Sicilia.
Por fin llegaron los platos principales, mi acompañante se decantó por el solomillo de cerdo y yo el bacalao con muselina de miel. El bacalo estaba bastante bueno, en especial la dulce salsa que le acompañaba. Evidentemente probé el solomillo que también estaba bastante bueno, no el mejor que haya probado pero si muy tierno y la salsa sabrosa.
Por último los postres, otra gran decepción. El postre era un brownie y un coulant de chocolate pero que venían sin helado alguno. Al preguntar si podrían ponernos un poco de helado para acompañarlos nos dijerón que no tenían absolutamente nada, ni helado, ni nata ni nada parecido. Así que como os podeis imaginar, comerse una bomba de chocolate así a palo seco es algo "empalagoso" por decirlo de una manera educada.
Para acompañar la cena, un par de copas de vino rosado. En este aspecto, la total desorganización nos fue favorable ya que pedimos un par de copas y nos pusieron la botella, al decirle al camarero que simplemente eran dos copas, nos las puso hasta arriba, casi igual que las copas que me sirvo en mi casa así básicamente nos bebimos 3/4 de botella pagando 2 copas. Eso sí, el vino era realmente mediocre.
La cena salió por unos 40 euros y la sensación del restaurante no fue muy buena, no creo que vuelva. Creo que es un sitio con potencial pero es un "wannabe", quiero y no puedo. Si mejorasen el servicio y la calidad de sus platos me plantearía volver.
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