jueves, 28 de julio de 2011

Mesón Fidel

¿Que se esconde detrás de este nombre tan español, tan castizo, tan costroso diría yo? Pues un mesón español de los de toda la vida, de croqueta y pincho de tortilla.

En mi reciente viaje a Cuenca terminé cenando el sábado por la noche en una zona con bastantes bares y mesones, de los clásicos con raciones y pinchos de cantidad generosa. De entre todos ellos me fijé que la terraza más abarrotada de gente era del Mesón Fidel, también muy recomendado a través de páginas web, redes sociales como Foursquare, etc.

Así que aposté mi dinero a Fidel, aunque su nombre evoque puros y discursos de 7 horas, y decidí apostarme en un barril, lo único que quedaba donde apoyarse, puesto que las mesas y las sillas eran territorio vedado.

Los que me conocen saben que no me gustan las aglomeraciones, así que decidí enviar a mi intrépida acompañante a realizar las labores de identificación y selección de productos, ordenado y posterior recogida. Puesto que no tenía apenas hambre puesto que a la hora de la comida había cometido ya unos cuantos excesos en el Telepizza, no fueron muchas las raciones que pedimos. Y, sin embargo, como podréis comprobar en las fotos, desfiló comida para más de dos personas sin siquiera darnos cuenta.

La primera ración fue de croquetas. En la imagen podéis verla cuando ya la habíamos empezado. En la práctica creo que fueron 13 o 14 croquetas las que nos sirvieron por, no estoy seguro, pero creo que en torno a 8 euros.

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Las croquetas estaban cremosas y sabían a jamón, lo cual ya es un mérito en este mundo de croquetas insípidas e insustanciales en el que nos ha tocado vivir, cosas de la crisis supongo. Eso sí, ligeramente grasientas, nada que un poco de papel para escurrir el aceite sobrante no pudiera arreglar.

La siguiente ración fue de pincho de tortilla, para mi acompañante (sobradamente conocida es mi aversión a este clásico de la gastronomía española). Como veis, lo que ellos llaman pincho yo lo llamo “cena para dos”, prácticamente. No recuerdo el precio de dicho pincho, pero puesta la barrera de las croquetas en 8 euros, de ahí para abajo.

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La tercera y última ración fue de costillas, una de las recomendaciones habituales. Costillas en adobo, de nuevo una generosa ración por un precio asequible (similar al de las croquetas). ¡Las costillas tenían carne! Algo que no debería sorprender, pero que por desgracia, al igual que el sabor a jamón en las croquetas, hoy en día sí merece ser destacado.

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No pedimos más, de hecho nos sobró comida en el plato a ambos. No puedo daros el precio final, pero os aseguro que era más que competitivo para la cantidad de comida que nos sirvieron, amén de la diligencia con la que lo hicieron.

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En definitiva, Mesón Fidel no es para seducir a una posible conquista, salvo que tu objetivo sea, por un precio razonable, llenarle hasta que reviente el estómago y no otras partes de su cuerpo.

Kyoto (Villalba)

El pasado fin de semana me acerqué a Villalba cenar a un restaurante asiático. Siempre que me imagino un restaurante de este estilo me imagino un sitio llamado la "Gran Murralla" decorado con dragones y motivos chinos, olor a aceite de palma y plat
os basados en arroz/tallarines, ternera, pollo y una pequeña selección de sushi. Kyoto es un local que no tiene nada que ver con esto. Es un resturante estiloso de decoración sobria pero sin llegar a ser minimalista, las mesas son relativamente íntimas, el servicio muy correcto y la carta una mezcla de comida china, thai y japonesa.

Como comentaba la carta está llena de tempuras, diferentes tipos de sushi, carnes y sus correspondientes acompañantes a base de verduras, arroz y pasta. Un detalle que me sorprendió fue que en la carta incluían algún plato de carne de Kobe pero creo que esta no iba a ser la noche para degustarla.
En definitiva, a lo importante que es la comida. Pedimos una sushi variado que contenía unas diez/doce piezas de su
shi. Sin duda uno de los mejores que he probado obviamente después de el del Kabuki. Además tambien pedimos
unosdim sums que a mi gusto han sido los mejores que he probado, en la plato no era demasiado generoso pero si estaban buenísimos.

Tras estos entrantes pedimos un plato de fideos transparentes con gambas y verduras y pato laqueado. El pato laqueado lo servían con una salsa muy sabrosa y acompañado de verduras salteados.
Por último, los postres fueron helado de coco con nueces (eran como una especie de nueces garrapiñadas) y una tarta de chocolate. La tarta de chocolate era más bien como un helado de estrachatela. Soy un verdadero fan de los helados con lo que los postres no decepcionaron.

Cabe destacar el servicio que fue realmente atento durante la cena, siempre te llenan la copa cuando estaba vacía, nos cambiaron algunas piezas de sushi porque no nos gustaban. Un detalle curioso es que los camareros utilizan una mesita al estilo del servicio de habitaciones de los hoteles en vez de llevar una bandeja en la mano lo que le da un toque "pijo" al local. Otro detalle que me gustó es que me sirvieron una botella de 1l de agua para cenar, lo cual es bastante raro porque en la mayoría de restaurantes si una sola persona pide agua te ponen una botella de 50cl.
En definitiva, 64 euros por 2 copas de vino, 1l agua, bandeja de sushi, dim sums, tallarines, pato laqueado y dos postres. El precio no es que sea barato pero si acorde a la ambientación del local, la comida y el servicio. Siempre pienso que es mejor comer bien pagando 1.5 que comer "normalito" por 1. Así que mi recomendación es que si os gusta la comida asiática, probeis un día el Kyoto.

martes, 26 de julio de 2011

The magic garden (Alcalá de Henares)

Lo que antes era esto:


El típico bar de verano abierto solo en temporada sin nada que destacar salvo que está al lado de un parque, en este caso, el parque O'Donnell de Alcalá de Henares, ahora es esto:


Una terraza chill-out, con buena música, gente bien arreglada, abierto desde las 6 p.m hasta las 3 a.m, iluminación acorde y buenos cocteles perfectamente preparados como este Gin-tonic con uvas de temporada o mojitos realizados in situ de forma muy profesional.


Muchas zonas donde poder sentarte con tu grupo de amigos a pasar la tarde-noche con volumen musical adecuado o una mini pista de baile con DJ dedicado que conforme van avanzando las horas se va llenando.


Recomendado tanto para quedar antes-después de cenar o mas avanzada la noche. Como nota negativa los baños, que son anexos al edifico y un poco cutrecillos, por lo demás, genial. El precio, no es caro, pero tampoco barato.



jueves, 21 de julio de 2011

Madrid Open Air

Si te cuentan que es un cine al aire libre quizás no te llame la atención. Si te dicen que luego se convierte en discoteca puede que te suene a evento de pueblo con la orquesta Tio Paco. Si te dicen que se puede comer algo dentro te imaginaras el puestecillo de Bocata Sprint que ponen en las fiestas patronales de cualquier pueblo de menos de 5000 habitantes.

Pero no. Madrid Open Air es todo eso pero en versión pija, lo cual da un resultado bueno y recomendable.

Lugar


Se celebra en el mismo parque Enrique Tierno Galvan, al lado del planetario de Madrid con lo cual, rodeado de jardines, cesped y arboles, en pleno verano Madrileño, pues apetece.

Cine


El equipo técnico es perfecto, con sonido envolvente y de calidad, a buen volumen (quizás alto, pero que es mejor que bajo) y con altavoces por todo el recinto estrategicamente colocados y señalizados. De la pantalla presumen que es la más grande del mundo. Las butacas en realidad son hamacas regulables en altura (un poco endebles, yo me cargue una aunque te la cambian al momento)  y con espacio suficiente como para estirar las piernas y repanchingarte sin problemas tanto de delante como de detrás. Además estás sobre el césped que invita a descalzarte. ¿Que más se puede pedir? Pues antes de la peli te cuentan los chascarrillos de la misma algún artista invitado y relacionado. A mi me toco el padre de familia de los Serrano, productor de lo que íbamos a ver.



Staff


Muchísimas azafatas/os por todos los lados vestidas de temática cine por si tenias algún problemilla así que perfecto, no se notaba descuidada la organización en este aspecto.

Comida/Bebida


Stands pijis-pijis de comida japonesa, helados de yogur, mojitos, palomitas, cafetería, zona chill-out de una marca de cerveza, puffs para tirarse repartidos por el recinto, gominolas suecas "naturales" etc.. Nosotros probamos los mojitos varias veces y estaban ricos, recién hechos (lo mezclaban ahí mismo, no botellas prefabricadas) con su hierba buena y preparados por camareras cubanas (8E), café de una marca de cafeteras tipo Nesspresso (regalado) que no nos gusto nada, pero porque no somos muy cafeteros. Las gominolas suecas (carillas pero muy muy buenas, 2E una bolsa con unas 20 unidades), cerveza (3E el vaso grande) y el helado de yogur(2E con moras) rico si te gusta aunque a mi ni fu ni fa.

Discoteca:


Música normal, éxitos de ayer y de hoy. Rango de edades desde 18 hasta los 40. Lo sorprendente es que un 70% serian chicas-mujeres y sin grupos de solteros (vería un par de ellos) pero si de solteras (aparentemente).

Conclusión:


Recomendado si no te importa gastarte un poco más de la cuenta y hace buen tiempo.


Chillout Cache

Decían nuestros antepasados que “Errare humanum est”. Tenían razón, sin duda, pero algunos errores es mejor evitar por todos los medios cometerlos. Yo no he podido evitar el último de los muchos que ya cargo a mis espaldas, pero dejo aquí mi pequeña ayuda para el resto de contertulios con la secreta esperanza de que ninguno de vosotros pise mi misma piedra.

Ayer por la noche me dirigí, aproximadamente a las 9:30, a las dependencias del ¿restaurante? Chillout Cache (Chillout Caché), que se encuentra en la Calle Cardenal Cisneros, cerca de la Glorieta de Bilbao.

El sitio no tiene, de entrada, muy buena pinta. Debería haber prestado atención a estas señales luminosas y huido cuando aún estaba a tiempo, pero el hecho de ir acompañado me hubiera impedido, de todas formas, dicha salida airosa.

La ambientación es pretendidamente árabe. Mucho azulejo, cortinillas y asientos corridos estilo “Vips”, pero con una necesidad imperiosa de ser sustituidos por unos nuevos, puesto que estaban rajados por ciertas partes.

Otra señal inequívoca de que estamos en un sitio a evitar es la carta. Falta absoluta de coherencia en las posibilidades a elegir de la misma. ¿Cómo sino se explica que, en una carta de un restaurante con aspecto árabe puedas pedir cosas como Provolone, varios platos con jamón y tocino (los musulmanes tienen prohibido cualquier derivado del cerdo), crepes, salmón o una extensa carta de cocktails (no pueden beber alcohol tampoco). Acepto que, hoy en día, haya muchos sitios de este estilo, que mezclan distintas influencias y cogen de cada uno lo que es más popular, pero aquí estamos hablando de demasiadas cosas que no encajan para nada entre ellas. También me resultó curioso comprobar que en la carta no hay ninguna comida árabe, ni un triste hummus que llevarse a la boca.

El camarero que nos atendió nos confirmó los términos de la oferta que había hecho a mi acompañante optar por este sitio: 50% de descuento en lo que pidiéramos, bebida incluida. Eso sí, las condiciones para aplicar la oferta fueron un tanto absurdas: sólo si pedías, por persona, un primero y un segundo. Hasta aquí, todo razonable. ¿El problema? Que sólo se podía elegir entre TRES, sí, TRES segundos: pato, salmón y solomillo de cerdo. ¿Qué restaurante tiene sólo TRES segundos para elegir? Por favor, si en el menú diario más costra del restaurante más cutre tienes más variedad…

Al final, después de darle muchas vueltas, optamos por pedir lo siguiente (éramos tres personas):

  • Patatas caché: patatas fritas, bechamel y bacon.
  • Huevos rotos con jamón: un huevo sobre patatas fritas y jamón corriente por encima.
  • Ensalada ibérica: supuestamente, una ensalada de rúcula, jamón ibérico, pasas y no recuerdo que más. En la práctica, una bolsa de Floret con cuatro cachos de jamón (ni ibérico ni nada) por encima.

En cuanto a los segundos, al final optamos por esto:

Solomillo ibérico con salsa de queso azul y patata panadera: no lo llegué a probar, ya estaba demasiado cabreado cuando llegó a la mesa, pero la cantidad era absolutamente ridícula para un plato de 14 euros en un restaurante casposo en una zona que no está de moda. Adjunto foto para que os podáis hacer la idea del tamaño de la ración (2 “medallones” de solomillo pusieron, se podían comer de un bocado cada uno). En la foto podéis ver uno de los medallones todavía sin empezar.

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Salmón al horno con salsa al cava. Me detendré especialmente en este segundo, que además fue lo que pedí yo. Primero, la ración, como la anterior, escasa para el precio del plato, Ni un lomo de salmón ni nada, una simple rodaja de un salmón de tamaño pequeño, eso sí, acompañado de muchas patatas para que el plato no quedara desangelado. Pero lo peor no es que pusieran poco, es la calidad de la materia prima: pasado de rosca como creo que no me han puesto nunca un pescado en mi vida. Carne estoposa, reseca, de sabor incluso desagradable, al que la salsa no era capaz de mejorar ni mucho menos. Cualquier día, el salmón recalentado que me como en el trabajo está infinitamente más jugoso que esta vergüenza de color rosado que se atrevieron a servir en mi mesa.

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El tercer segundo, finalmente, no fue un segundo real: pedimos el crepe inglés, un crepe relleno con un huevo, bacon y no recuerdo qué más. Baste decir que sobró más de la mitad, para que cualquiera se haga una idea de la delicia que nos pusieron en el plato. De este no tengo fotos.

Huelga decir que nos abstuvimos de pedir postres. Con el 50% de descuento quedamos en una factura de 42 euros (con un mojito, una copa de vino y un agua para mí) a repartir entre tres. ¿Barato? Sí, con el descuento, pero sinceramente prefiero comerme un bocata del Pans & Company antes que volver a pisar este sitio. Ahorraría en no sólo en dinero, sino también en salud y estabilidad mental.

lunes, 18 de julio de 2011

TGI Fridays – La contracrónica

El sábado por la noche me pasé por el TGI Fridays de Gran Vía, animado por el post previo sobre sus cocktails a precios bajos. La primera fue en la frente, puesto que esta Happy Hour sólo está disponible de 17 a 20 pero de Lunes a Viernes. En cualquier caso, teníamos cierto antojo de comida guarra, así que mi acompañante y yo (como dice Chema) entramos de todos modos y nos dispusimos a tirar por la basura cualquier amago de dieta.

No hice fotos porque me acordé cuando ya me había comido todo, para seros sinceros, pero procuraré ser lo suficientemente generoso en los detalles como para que os hagáis una idea.

Compartimos un entrante denominado “Combo de nachos”, que traía cuatro nachos de cada tipo, tres tipos en total (es decir, 12 nachos). Los tipos eran: de carne (carne normal, no picada), de pollo y de queso cheddar. Estaban bien, nada del otro mundo.

En cuanto a los segundos, mi acompañante optó por una hamburguesa Prime Choice, de tamaño tan generoso como su precio (unos 15 euros). Entre sus ingredientes, carne, bacon, cebolla, tomate, lechuga, queso, mayonesa francesa y pan brioche.

Por mi parte, yo preferí las costillas. Existen varios tipos con este plato, pero os diré que eran las que estaban de promoción y que costaban unos 19 euros más o menos. Ante mis ojos apareció un rack que prácticamente se salía del plato, adornado con unas cuantas patatas fritas y un cuenco con más salsa Jack Daniels “no se qué”. Debo decir que son, quizás, las mejores costillas que he comido en Madrid al estilo americano: jugosas, con una carne fácil de separar del hueso, una salsa muy rica, un 10 en definitiva. En concreto, y por comparar con el referente en la materia, mucho mejores que las del Alfredo’s, que me parecieron más secas y mucho más escasas en carne y en piezas (también es cierto que el precio de Alfredo’s es bastante más reducido, pero creo que cuando sales a cenar prefieres pagar un poco más y volver satisfecho).

Tanto mi acompañante como yo tuvimos que hacer ímprobos esfuerzos para terminarnos los platos, hasta el punto de volver prácticamente a rastras a casa, aunque podríamos haber rodado cómodamente Gran Vía abajo. En definitiva, que las raciones, aunque caras, fueron bastante generosas, mucho más de lo que habría esperado.

Sobre los cocktails, nos podemos sendos Ultimate Mojito Classic a 7.75 cada uno. La cantidad, enorme, casi el doble que un mojito normal de cualquier bar (o el triple si lo comparamos con el Del Diego). La calidad, bastante normalita. Poca hierbabuena, la mayoría trocitos flotando, y demasiada acidez para mi gusto. En la siguiente imagen podéis ver uno, así como una comparación con mi mano para que os hagáis una idea de su tamaño.

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La cuenta total la podéis ver en la siguiente imagen, para que os hagáis una idea. Puede asustar, pero si quitamos los 30 euros de bebidas, nos quedaría una cena pantagruélica por 25 euros cada uno.

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En definitiva, me gustó la experiencia y probablemente vuelva alguna vez, pero los cocktails merecen la pena si vamos a la Happy Hour.

jueves, 14 de julio de 2011

TGI Fridays

Mi entrada de hoy es para un restaurante que seguramente la mayoría conozais, pero no de la manera que os voy a comentar. Se trata del Fridays y en esta ocasión no voy a hablar de las costillas, hamburguesas, aros de cebolla o de las cheese cakes. Voy a hablar de los magníficos cocktails de este restaurante.

Me habían comentado que este sitio era un filón para ir a tomar cocktails
ya que de 5 a 8 tiene una happy hour en la que los cocktails están a mitad de precio, así que un día me decidí a ir al Fridays de Gran Via (casi pegado a Plaza de España). Cuando entré en el local pensaba que me encontraba en La Habana en vez de un restaurante con ambientación americana. El local estaba lleno de guiris tomando daikiris, chavalillos disfrutando de sus vacaciones de verano y camareros latinos agitando la cocktelera a ritmo de los 40 principales.
Mi elección fue por los cocktails de ron: strawberry Daikiri, rum cooler y bahama mama (a mi me recordaba al bio frutas Canarias por su toque de platano). Mi acompañante pidió mojito de fresa, margaritas de frambuesa y un daikiri que no recuerdo el nombre. Todo ellos servidos en una gran copa, con su hielo picado, su frutita, su azúcar en el borde. Nada de esas minúsculas copas con una guinda dentro y que parecen más un chupito que cocktail. Las copas
no están demasiado cargadas pero están realmente buenas y la presentación es muy sugerente. Cada ronda de 2 cocktails suponían 5.75 euros. Para terminar optamos por tomar unos cocktails "ultimate", iguales que los anterioes pero un vaso mayor que me recordaba a las copas donde en el vips te sirven la coca cola, en definitiva, una copa de marqués. Nos decidimos a por un classic mojito y una marguarita que no tenían nada que envidiar a las preparadas en otras cocktelerías de madrid y todo por un precido de 7.75.
En definitiva, un 10 para el copeo en el Fridays, creo que es una estupenda manera de empezar una tarde de tapeo y posible salida nocturna, la única pega, el horario. Si buscas a
lgún sitio que sea lo opuesto al "puretismo" y "lujosidad" de el Del Diego sin perder calidad en los cocktails, Fridays es tu sitio.
Por último, el ambiente es algo bullicioso y los camareros están algo saturados por lo que el servicio no es todo lo rápido que fuese, eso sí, los camareros bastante simpáticos y nada mustios como en otros sitios.


miércoles, 13 de julio de 2011

Karpe y Celysol

Cachi de cerveza + 2 perritos = 4€

Creo que con eso esta todo dicho. Si quieres ponerte morado a perritos calientes, tenéis que seguir la siguiente ruta. Comienza en la plaza de toros de las Ventas y llega hasta el cruce de la calle Alcalá con Montesa.


Karpe
A mitad camino en la acera de la izquierda según subes se encuentra el bar Karpe. Pequeño, castizo, para comer en barra ......... un bar de los de todas la vida. Aparentemente solo puedes comer perritos calientes y gofres. Lo mejor de todo el precio, 4€ por un cachi de cerveza, calimocho o sidra y 2 perritos. El precio del perrito solo es de 1€ y te lo aderezado con la salsa que tu quieras (brava, mostaza, ketchup, barbacoa).


Celysol
Si seguimos subiendo por la calle Alcalá, pasada la plaza de Manuel Becerra, llegamos al bar CelySol. Es mas de lo mismo, esta vez regentado por una señora un tanto desagradable. Este es mas amplio y tiene 4 mesas para poder disfrutar de tal manjar.


martes, 12 de julio de 2011

El Olvido

A pesar de su nombre, este restaurante es fácil de recordar por muchos motivos: su buena gastronomía, sus fantásticos precios, su capacidad para aparecer en el boca a boca de los sitios recomendados entre amigos y conocidos, etc.

Tras una dura jornada laboral, los miembros de esta fábrica de sueños digitales que conforma el Departamento de Desarrollo de [CENSORED] nos dispusimos a disfrutar de una de esas actividades tan habituales entre nosotros. Sería como la tercera o cuarta vez que quedábamos para hacer algo en el último… lustro. ¡Casi nada!

Karting, unas cervezas y la cena se nos echaba encima. Los azares del destino terminaron con nuestros huesos en El Olvido, restaurante sito en la calle Juan Hurtado de Mendoza, próximo a ese templo de la grasa conocido como Alfredo’s Barbacue. La fortuna (desde mi punto de vista) hizo que no nos ofrecieran mesa hasta las 11 de la noche, por lo que preferimos desplazar nuestra hambre a este restaurante cercano.

El Olvido es un lugar curioso: tras una fachada de restaurante modernito madrileño, difícil de definir, no se encuentran los típicos sablazos con platos anchos, raciones estrechas y facturas voluminosas. En su lugar en El Olvido nos encontramos raciones más que correctas (en algunos casos generosas, como en sus ensaladas, tal como podemos ver en la siguiente imagen) y precios estrechos, de no más de 23 euros el menú.

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La carta se estructura en tres tramos de precios: los entrantes se comparten entre todas las opciones, mientras que el precio final lo determina la elección del segundo dentro de uno de esos grupos. El postre va aparte, pero a un precio de tan sólo 2.70 euros cada uno, se convierte en imprescindible aun cuando ya te encuentras saciado.

En cuanto a nuestras elecciones, siendo 8 personas fueron de lo más variadas: ensaladas césar, croquetas, rollitos de primavera, etc. En lo personal puedo decir que las seis croquetas que me trajeron eran más que suficientes para una entrante y tenían un sabor muy agradable.

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Con respecto a los segundos, la mayoría optaron por la hamburguesa. En un primer momento causó cierto revuelo el que el plato se presentara con todos sus elementos menos el más importante: la carne. Tampoco ayudaba comprobar el pequeño tamaño del pan, lo que hacía presagiar una carne de similar diámetro que dejara con hambre a quienes se la pidieron. Sin embargo, fue una falsa alarma: aunque no se podía comparar con una hamburguesa de plato entero como las que ponen en algunos sitios, sí tenía una cantidad más que suficiente como para saciar el apetito de la mayoría.

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En mi caso opté por el churrasco argentino de muy buen sabor, mientras que en la foto que acompaña podemos ver el pescado que eligió nuestro yonki del gimnasio (en primer plano) y dicho churrasco al fondo.

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Muchos no llegaron al postre, puesto que con el primero y segundo ya se colman las expectativas de la mayoría (especialmente si se trata de una cena, como en nuestro caso). Para los que aun tuvimos algo más de fuelle, pudimos optar por sólo 2.70 euros a una gran variedad de postres, como tarta de queso (mi elección), brownie de chocolate (costaba 5 euros pero podía salir gratis  si tenías suerte con el dado, en el típico juego de todo o nada), etc. Mención aparte merecen los mojitos a 2.50 euros y el servir agua de Madrid en lugar de embotellada, a coste cero.

En definitiva, El Olvido es un lugar con una excelente relación calidad/precio, un sitio al que puedes llevar a prácticamente cualquiera, ya sean novias, amigos o familiares, y volver con la sensación de haber comido bien sin haber sido atracado en el intento.

Como dirían los pijos, un MUST.

El mercado de la Reina

Restaurante & Gin Tonic, así es como lo definen en su pagina web. Ubicado entre Gran Vía y la Calle de la Reina. Por la experiencia que nosotros vivimos, un buen restaurante aunque algo caro para mi gusto. Fuimos a celebrar una despedida de soltero y se nos permitió seleccionar entre 4 menús, todos ellos compuestos por unos entrantes para compartir y un segundo a elegir. La selección que nosotros hicimos constaba huevos rotos, un salmorejo, ensalada de tomate con ventresca y croquetas de jamón. Todos ellos fueron abundantes y bien presentados.


Pasamos a los segundos. Para los amantes del atún, nos pusieron un buen filete, bien presentado y con una buena guarnición. Para mi lo mejor de la cena, sin menos preciar los entrantes. A todo esto también tendrían que dar su opinión los que probaron la otra opción, Secreto Ibérico. De esta otra opción, lo mas que puedo decir es que tenia buena pinta, pero como se suele decir, “una imagen vale mas que mil palabras”





De los postres no tenemos fotografías, pero yo probé una crema de limón con fresas que dejo mas que satisfecho, tanto por el calidad como por la cantidad. Otros de los comensales también quedaron agradados con los helados.



Todo ello por unos 40€ el cubierto, un tanto caro a pesar de la calidad de sus platos. El único “pero” fue un mal detalle por parte de uno de los camareros, que el mismo plato lo sirvió como poco hecho e inmediatamente después se lo entrego al siguiente como “al punto”.

Sidra con sabor castizo

Como ya sabéis yo no soy un buen bebedor de cerveza española con lo que muchas veces trato de frecuentar lugares en los que puedo disfrutar de un buen vino blanco, de un buen cocktail o de una buena sidra. Para esta bebida va dedicado este post y es que voy a enumerar algunos restaurantes asturianos que se encuentran en el centro de nuestra querida capital. A algunos de estos sitios he ido bastantes veces pero algunos otros solo he estado de pasada tomando algo, aún así trataré de que la crónica sea lo más completa posible.
El primero de estos bares es el Ñeru (Bordadores 5) que se encuentra a escasos 5 minutos de Sol. Este bar destaca por las tapas que ponen, siempre hay tortilla, queso de cabrales o chorizo a la sidra. El precio de la caña es de 1.30 lo que lo hace ideal para empezar una noche de tapeo. Las tapas están realmente buenas pero tiene la pega de que son bastante caras.
El siguiente bar se trata de la Casa Parrondo (calle Trujillos 4) a escaso 200 metros del Ñeru. De este bar me encanta la sidra ya que por 6 euros tienes
una botella y además siempre te ponen una generosa tapa de paella, tortilla o lo que tengan ese día. Al igual que el Ñeru, creo que son buenos bares para beber pero en cuanto a la comida creo que están orientados al público extranjero que no le importa paga 10 euros por unas patatas al cabrales.
El siguiente es el Escarpín, justo al lado de la calle Arenal (Hileras 17). Para mi este es de los peores asturianos que comento en el post, la calidad de la comida no es nada del otro mundo y los precios un escándalo (botella de sidra 12 euros).
Mi siguiente entrada es para la Taberna Los Ángeles justo al lado de Opera (Calle de Costanilla de Los Ángeles 8). Llevaba mucho tiempo buscando un bar en Madrid que sirviesen sangría de sidra y al fin lo encontré. Su sabor a manzana, el toque de canela, para mi personalmente es un capricho para los sentidos. El precio, 10 euros, no es que sea barato pero teniendo en cuenta de dónde esta el bar y la calidad de la sangría, no me parece un precio demasiado inflado. Aunque discreta siempre te sirve una tapa y tienes cacahuetes para reventar.
El último será la famosa Burbuja que ríe. En este restaurante he cenado infinidad de veces, con amigos, compañeros de universidad, compañeros de trabajos, novias, celebrando cumpleaños y la verdad que cada vez que voy me llevo una sensación. Algunas veces bien, otras fatal, otras regular.... El bar es bastante bullicioso por lo que no es un sitio recomendable para un situación especial pero si para tomar algo con los amigotes. La botella de sidra ronda los 7-8 euros. En la carta puedes encontrar bastante revueltos, surtidos de embutidos y demás platos asturianos. Para mi la estrella de este sitio es el entrecot de buey ya que te sirven una bandeja con filetes y una piedra incandescente con la que tu mismo te haces tus filetes. Además tienen una serie de menús que por entre 20-30 euros puedes cenar teniendo barra libre de sidra y cerveza lo que puede ser interesante para una celebración de desparrame.
Ahi dejo una fotillo de esa rica sangría de sidra.



Mercado de San Antón

Los que os hayáis pasado por el mercado de San Miguel sabéis ya de qué va el rollo: mercado viejo se reforma y cambia charcuteros y fruteros de toda la vida por stands con nombre guay y precio acorde, con la excusa de que lo que allí se sirve son delicatesen y nouvelle cuisine de la buena, claro está, con raciones para bebés de un día, que no consiste la cosa en ponerse gocho, sino en disfrutar de los mejores sabores. Y a pesar de todo, tengo que decir que, para eso, probar cosas curiosas sin buscar el empacho, está muy bien, siempre y cuando uno asuma la tara de los precios hinchados. Uno se sienta en una barra compartida por los distintos locales del mercado y pica un poco de allí y de allá, confeccionándose su propio menú de tapeo. ¿Nuestra elección? Del stand de foie, salmorejo con un toque de foie, mini hamburguesa de pato y queso de cabra, foie fresco con compota de manzana y uvas, cucurucho de chocolate con mus de queso Philadelphia y foie y un más que suave vino blanco; del stand griego, bulgur, pimientos rojos rellenos de queso feta y humus con pan de pita; del stand de zumos naturales, uno de fresa, naranja, sandía y melón.

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Los precios están pensados para picar, tanto en sentido literal como figurado, ya que oscilaban del euro del salmorejo a los 3,5 del foie fresco, pasando por los  2,5 del zumo. Unos precios que no están mal, siempre que no se contrasten con las cantidades ingeridas. ¿Volvería? Sí, por aquello de los sabores, que es cierto que los hay, pero como advertía al comienzo, sabiendo que no te vas a hinchar y que ahí no se regala nada. Eso sí, llevaré a mis amigos guiris seguro. Creo que es un sitio para exhibir.

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jueves, 7 de julio de 2011

La Negra Tomasa

El otro día (un sábado) fuimos varios amigos a cenar via menú degustación al restaurante La Negra Tomasa sito en Calle Espoz y Mina #9 (al lado de Sol). Confieso que del grupo era el más escéptico debido a mis desafortunadas experiencias en otros restaurantes "cubanos" que hay por Madrid pero este restaurante cumplió ampliamente con mis expectativas.
Pedimos la mesa para cuatro el mismo sábado por el mediodía así que no hay que andar reservando con demasiada antelación y la oferta era la siguiente: menú degustación + barra libre de cerveza, refrescos, vino o agua (de 9pm a 11pm) + 1 mojito por 30€. Después de las 11pm ya tienes que pagar las cervezas o las copas pero si te pides una botella de vino a las 11 menos 10 (que entra dentro de la barra libre) con eso puedes ir tirando pasadas las 11pm porque no estas obligado a dejar la mesa. Sumando además que a partir de las 11pm tienes música cubana en directo pues la oferta es más que tentadora.
Entrando en detalles del menú puedo decir que me pareció auténtica comida cubana tanto por los platos que formaban parte del menú como por el modo en que estaban elaborados. Nunca saben 100% igual que en Cuba pero es de lo más auténtico que he encontrado de momento por Madrid. Además todos los que estábamos en la cena quedamos más que satisfechos al terminar. El punto flojo sin duda fueron los postres, no muy buenos y bastante pequeños.
El restaurante como tal tiene una ambientación muy normal y el servicio de los camareros es correcto, nada extraordinario, por lo que si solo te apetece probar una buena comida cubana, beber tranquilamente sin pensar en la cuenta (de 9 a 11pm eso sí) y luego hacer la sobremesa escuchando música cubana en directo pues este sitio es para ti.

miércoles, 6 de julio de 2011

El ducado

Tras mis recientes post en comida japonesa, sigo la estela de bares no muy cosmopolitas pero si agradables para tomar una cerveza o una copita. Mi post de hoy va dedicado a un bar llamado el Ducado (C/ Juan Duque, 10, 28005 Madrid). Este bar como cualquier bar de barrio, sin decoración moderna, sin una cocina creativa, es simplemente un bar. Su localización es bastante interesante porque está a medio camino de la calle mayor y casi al lado de la Riviera, por lo que lo convierte en una opción interesante si vas a esta sala a un concierto. Ahora os estaréis preguntando porque hablo de este sitio. La razón es simple pero es que resuelve un problema que sufro a menudo, quiero tomarme una cerveza sin que sea un maloliente y amargo zumo de cebada que sirven en los bares de españoles. Este es un bar español que tiene una amplia carta de cervezas alemanas, belga y resto de Europa y ya no tienes que acudir a un pub irlandés o cervecería alemana a que te saquen lo ojos. Hace tiempo que estuve por lo que recuerdo el precio de las cervezas pero me pareció justo, y además ponen un pequeño aperitivo para aquellos que gustan beber cerveza con algo que echarse a la boca.
En definitiva, si quieres tomarte una cerveza de calidad en un ambiente madrileño, El Ducado puede ser tu sitio.

Il Pizzaiolo

¿Qué puede haber mejor que una buena pizza a un precio razonable para matar el hambre un día, un día sin grandes pretensiones ni necesidad de impresionar a nadie más que a tu propio estómago? Pocas cosas seguramente.

El pasado Lunes por la noche era uno de esos días. La nevera vacía hasta más no poder (podría haber cenado los hielos de la cubitera, pero me habría quedado con hambre) y ningunas ganas de ir a hacer la comprar y cocinar. ¿Resultado? A cenar al Il Pizzaiolo. No era mi primera visita, por otra parte.

Este pequeño local sito en la Calle de Hortaleza, 84, nos ofrece auténticas pizzas sicilianas. El ambiente es ruidoso, como corresponde a algo que pretenda ser típicamente italiano, y el espacio entre mesas es reducido, todo lo contrario que las voces de los camareros, spaguetthis voceones aunque simpáticos.

Mi experiencia con la comida empieza y acaba con las pizzas, puesto que su tamaño es lo suficientemente generoso como para no necesitar más (si vas a cenar, quizás en la comida sea conveniente acompañarlas con un entrante o unos postres). En mi reciente visita mi acompañante y yo optamos por la Pizza Diabola (un clásico con pepperoni) y la Pizza Pizzaiolo (jamón y gorgonzola). Ambas muy agradables, de unos tamaños generosos y unos precios razonables (10 euros).

pizzaiolo23

Sin embargo, atención estómagos sensibles: lo que siguió a una agradable experiencia culinaria fue una noche de sudores y vueltas en la cama, a pesar de haber recurrido como medida preventiva a mi fiel aliado el Bicarbonato. Probablemente a la altura de estas líneas pensaréis: “eso te pasa a tí que eres una princesa, yo puedo comer piedras”. Tal vez, pero es mi deber advertiros ante la posibilidad.

En resumen, un sitio barato, simpático, con buenas pizzas y precios razonables, especialmente teniendo en cuenta que se sitúa en una de las zonas más de moda de Madrid.